Andrés Gómez *
Miami, 16 de
marzo de 2016.- Lo más
parecido que recuerdo que se parece a lo que actualmente ocurre en el proceso
de elecciones primarias en el partido republicano en Estados Unidos fue lo que
ocurrió en ese mismo partido en el proceso electoral previo a la convención
nacional republicana en 1964. En aquella ocasión el cuerpo directivo del
partido republicano junto al resto de la gran mayoría del estamento político
del mismo, gobernadores, senadores, congresistas, etc., y los multimillonarios
que los sustentan, el llamado establishment, se negaron a aceptar la decisión
de su base que favorecía al senador ultra conservador por el estado de Arizona,
Barry Goldwater, para ser su candidato a la presidencia de la república e
intentaron imponer al partido un candidato centrista.
Fracasaron. El senador Goldwater logró la candidatura a la
presidencia en la convención nacional republicana ese verano en San
Francisco. Las elecciones generales de 1964 fue una debacle política para
el partido republicano no sólo en cuanto a la presidencia sino también en cuanto
al congreso federal. Lyndon Johnson, quien había sido electo
vicepresidente con el presidente John Kennedy en las elecciones de 1960, y
quien asumió la presidencia al ser Kennedy asesinado en noviembre de 1963, un
año antes, derrotó al senador ultra conservador, Goldwater, y al resto del
partido demócrata al partido republicano, alcanzando los demócratas la mayoría
de votos más grande hasta entonces en la historia de Estados Unidos, logrando
además el control de ambas Cámaras del Congreso por amplísimas mayorías.
Hay grandes diferencias entre el proceso político que dirige Donald
Trump y el del partido republicano en 1964. En primer lugar éste es una
rebelión de la base del partido republicano y otros votantes contra la
conducción de los asuntos que involucran la vida y el desarrollo del país por
la élite política, financiera y comercial mucho más seria y de posibles muchas
mayores consecuencias de la que fue aquella de 1964. Ahora Donald Trump,
entre otras verdades, demuestra cuán ineptos, corruptos e hipócritas son los
políticos de los dos partidos políticos nacionales, el demócrata tanto como el
republicano, así como las políticas financieras y comerciales de los grandes
consorcios capitalistas que están empobreciendo a la clase media y a los obreros
de este país.
Además de denunciar el trabajo de zapa, tergiversando la realidad, que
realiza ese cuarto poder del Estado en este país que es la prensa a favor de la
élite gobernante. Así como cuánto responden a las directrices del establishment
los grandes consorcios de la prensa, desde la que tiende a ser más liberal
hasta la más conservadora. En este caso unidas todas en contra de la
candidatura de Trump. Y aun así Donald Trump sigue ganando…
En segundo lugar, Donald Trump no ha sido parte de las estructuras
políticas del país, no es un político de carrera, como era en 1964 el senador
Goldwater. Trump es un multi millonario, billonario, como se le dice a
esas personas en este país, que por décadas ha intentado y logrado obtener
notoriedad, y tal parece que ahora, producto de su desmedida ambición,
egocentrismo, y excepcional experiencia en el mundo de los negocios y en su
trato con los políticos, se empeña en lograr la presidencia de la república,
para coronar lo que sería el mayor de sus triunfos posibles.
Lo terrible de esta situación es que Donald Trump, en el mejor de los
casos, para obtener el necesario apoyo político para lograr sus objetivos ha
recurrido a un populismo de extrema derecha exacerbando los peores instintos,
sociales y personales, así como los peores aspectos de los valores del pueblo
norteamericano, como el racismo, el sexismo, la xenofobia, no sólo contra
grupos nacionales sino también contra otras religiones,-- como es el caso del
Islam--, la intolerancia, y la violencia.
No es que el sistema hegemónico estadounidense, político, social,
cultural, financiero y económico en general, no sea racista, sexista, xenófobo,
intolerante y que rinde culto a la violencia, como métodos de dominación, tanto
con sus propios ciudadanos como con el resto del mundo, sino que de manera
diferente a este sistema hegemónico al cual agrede --sistema que ha hecho un
arte de enmascarar estos execrables valores de dominación--, Trump en el
transcurso de esta campaña política se deleita en fomentarlos y utilizarlos en
beneficio político propio, aparentemente sin importarle las eventuales
consecuencias.
OTROS ASPECTOS
De los 17 precandidatos que comenzaron el proceso electoral para obtener
la candidatura del partido republicano, actualmente después del resultado de
las primarias del 15 de marzo pasado, sólo se mantienen tres: Donald
Trump, el senador por Texas, Ted Cruz, y el gobernador de Ohio, John
Kasich.
El senador Ted Cruz es el doctrinario real de la extrema derecha
estadounidense en esta lid. Su pensamiento político es antediluviano.
Propone medidas en extremo retrógradas para bregar con las realidades
contemporáneas más apremiantes del pueblo estadounidense. Sus ideas políticas
me ponen los pelos de punta.
El gobernador John Kasich, es el típico político estadounidense de
centro derecha. En campaña es un terrible candidato. Durante sus
discursos de campaña hasta las moscas se quedan dormidas.
El senador Marco Rubio, contendiente en este proceso hasta el resultado
de las primarias del pasado 15 de marzo, fue aniquilado políticamente en su
propio estado, la Florida, por Donald Trump, forzando su retiro de la
campaña. Siempre fue un político de ópera bufa. Jugó a la política
como el que juega a la ruleta. En la Florida se le conoce por ser
corrupto, ignorante de los problemas más serios que afectan a la sociedad en
que vivimos, un delitante, ambicioso, oportunista y traicionero. Por eso su
aplastante derrota en su propio estado.
En este proceso de primarias del partido republicano, de las cuales hay
50, por cada uno de los estados que forman la Unión, más 5 “territorios”, 55 en
total se eligen 2,472 delegados, 1,237 de ellos constituyen la mayoría
necesaria para obtener la nominación presidencial del partido. Todas las
primarias se ganan por la pluralidad de los votos. En la gran mayoría de
éstas los delegados se otorgan proporcionalmente el número de votos obtenido en
esa contienda por los candidatos. En otras el candidato que gana la pluralidad
de los votos emitidos gana todos los delegados de ese estado o
“territorio”. Hasta la fecha se han celebrado 33 primarias de las 55 que
se celebrarán y son aproximadamente 1,410 los delegados adjudicados,
faltan aproximadamente 1,060 delegados por adjudicar.
Hasta la fecha se han emitido aproximadamente 7 millones 684 mil votos.
En la campaña de primarias republicanas de 2012 se emitieron un estimado de 18
millones 700 mil votos. Este año la Convención Nacional del Partido
Republicano será en la ciudad de Cleveland, en el estado de Ohio, entre los
días 18 y 21 de julio próximos.
Donald Trump es el candidato que más primarias ha ganado 20; le sigue el
senador Cruz con 8 John Kasich ha ganado una, su propio estado de
Ohio.
Trump, asimismo, es el candidato que ha ganado más delegados: 674.
El senador Ted Cruz le sigue en segundo lugar con 412 delegados, en tercer
lugar el gobernador Kasich con 138 delegados. Los 172 delegados que
el senador Rubio había ganado antes de su retiro oficial de la campaña
presidencial ahora son libres de escoger el candidato que escojan. Lo
mismo pasa con los delegados ganados por otros precandidatos ganados antes de
su retiro oficial de la campaña.
En estas 33 primarias Donald Trump ha ganado un poco más de 7 millones
500 mil votos (37%); le sigue el senador Cruz quien ha ganado un poco más de 5
millones 476 mil votos (30%); y por último el gobernador Kasich quien ha ganado
aproximadamente 2 millones 719 mil votos (14%).
Estados Unidos tiene una población de un poco más de 320 millones de
personas.
El apoyo financiero que los precandidatos presidenciales de ambos
partidos pueden recibir, de acuerdo a las regulaciones actuales, es
prácticamente ilimitado. Reciben donaciones a sus propias campañas electorales,
o a través de otros organismos con propósitos electorales que favorecen a los
candidatos en cuestión.
A continuación les ofrezco las más recientes cifras ofrecidas por el
Center for Responsive Politics, (CRP) organismo no oficial universalmente
respetado en estas cuestiones que abarcan hasta el periodo del 31 enero
al 7 de marzo, 2016.
El pre candidato que más fondos ha recibido hasta esa fecha ha sido el
que más estrepitosamente fue eliminado, derrotado, el que era el candidato de
consenso para ganar la nominación del partido republicano, con los ojos
cerrados: Jeb Bush, ex gobernador de la Florida, hermano menor del ex
presidente George Bush, hijo, y artífice, Jeb, del robo de las elecciones
presidenciales del año 2000 que ocurrió en la Florida cuando este Bush era
gobernador de este estado. Obviamente, la inmensa mayoría de los votantes
no olvidó los desastres de la presidencia de su hermanito mayor. Su
inimaginable derrota fue el aviso de lo que estaba por venir. Se retiró
como candidato a partir del 1 de marzo pasado. Hasta ese momento había
recibido en contribuciones, según lo estimado, $151 millones de dólares, que de
nada le sirvieron para sus ambiciones políticas.
El senador Ted Cruz ha recibido aproximadamente en contribuciones de
campaña hasta la fecha señalada $100 millones de dólares, y $68 millones de
dólares había recibido igualmente el senador Rubio.
El gobernador Kasich ha recibido $14 millones de dólares. Donald
Trump ha recibido $27 millones de dólares en contribuciones de campaña que
según mantiene no ha pedido. Finanza su campaña política de su propia
fortuna calculada, por lo bajito, en más de 4 mil millones de dólares.
Para financiar su campaña electoral ha dedicado unos $50 a $60 millones
de dólares, hasta ahora, según mantiene, además de los otros $27 millones en
contribuciones de otros.
A estas astronómicas y escandalosas cifras habría que añadir otros más
de $220 millones de dólares que de acuerdo al CRP fueron contribuciones a más
de 10 otros precandidatos presidenciales del partido republicano que no
tuvieron el éxito que ansiaban.
Les debo a mis lectores el estudio de ciertos aspectos de las primarias
presidenciales del partido demócrata en la lid de su partido por la candidatura
presidencial.
Dos datos finales que son realmente contradictorios así como
resultado de viejas políticas imperiales. Contradictorios porque estos
precandidatos, especialmente Ted Cruz, son virulentos enemigos políticos de los
inmigrantes, especialmente los latinoamericanos. El senador Cruz por
inmoral convicción, el otro, el senador Rubio, por inmoral oportunismo
político.
Tanto el senador por Texas, Ted Cruz, como el senador por la Florida,
Marco Rubio, son de origen cubano. Los padres del senador Marco Antonio
Rubio García, nacido él en Miami en 1971, emigraron de Cuba a Estados Unidos
por necesidades económicas en 1956, tres años antes del triunfo de la
revolución cubana.
Y el padre del senador Rafael Edward Cruz, el cubano Rafael Bienvenido
Cruz, emigró de Cuba a Estados Unidos en 1957, también por necesidades
económicas, dos años antes del triunfo de la revolución cubana. Su madre,
Eleanor Wilson, nació en Wilmington, estado de Delaware, Estados Unidos. El
senador Cruz nació en la ciudad de Calgary, Canadá, en 1970, pero al ser su
madre nacida en Estados Unidos y ser ciudadana de este país, tiene el derecho a
ser considerado ciudadano estadounidense por nacimiento.
* Director
de Areítodigital