Por Arnold August
Publicado en Cubadebate el 22 noviembre 2015
Fidel Castro
Ruz.
En una entrevista en un sitio Web alternativo basado en los EE.UU.,
publicada el 7 de enero de 2015, se me preguntó mi opinión sobre el aparente
acercamiento entre los Estados Unidos y Cuba. En referencia al anuncio del 17
de diciembre de 2014, yo repliqué:
«En ese 17 de diciembre, la situación me hizo pensar en el discurso del
8 de enero de 1959 pronunciado por Fidel Castro a sus seguidores, ocho días
después del triunfo de la Revolución: “Creo que es este un momento decisivo de
nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y
sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo
adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil”».
Entiendo perfectamente que no se puede comparar de forma alguna la
victoria del 1 de enero de 1959 con el anuncio del 17 de diciembre de 2014; y
de la misma manera, la situación frágil existente en 1959 y a principios de los
años 60, que se caracterizó por ataques abiertos promovidos por los Estados
Unidos y la invasión de Playa Girón, no puede compararse con la situación
después del 17 de diciembre, como transcurre en estos momentos.
Sin embargo, continúo siguiendo atentamente los acontecimientos y las
reacciones de todo el mundo y del espectro político de la derecha a la
izquierda. Por lo tanto estoy obligado a recordar el comentario de Fidel que me
vino a la mente en forma inicial y espontáneamente el 17 de diciembre de 2014.
Ese día causó una «alegría inmensa» en Cuba y a mucha gente en el mundo, y con
mucha razón, así como David fue finalmente recompensado después de más de cinco
décadas de una lucha persistente y heroica contra Goliat. Es esa «alegría
inmensa» que a veces puede camuflar las adversidades que, en principio, se
asume fueron aliviadas pero que de hecho contienen las semillas de desafíos más
difíciles aun. Creo que la situación indica el concepto que «quizás en lo adelante
todo sea más difícil».
Pocos días después de publicarse la entrevista, comencé a lamentar las
afirmaciones previamente mencionadas. Aun cuando tuve extremo cuidado de
destacar lo obvio– que no se pueden comparar los contextos de 1959 con el 17D
(como los cubanos identifican al 17 de diciembre), de ninguna manera deseo
citar a Fidel Castro fuera de contexto. Mi punto principal fue hacer que los
lectores aprecien la agudeza del Pensamiento de Fidel Castro como se aplica hoy
en día a un contexto totalmente diferente. Con su sagacidad habitual, él
pudo ver el futuro – muy distante en el futuro – y retornar a la realidad del 8
de enero de 1959, para ofrecer un contexto sobrio a largo plazo para la
flamante Revolución Cubana.
En este artículo, el único aspecto del pensamiento amplio y profundo de
Fidel Castro consiste en examinar un paso histórico en la Revolución Cubana. La
notable agudeza mental que Fidel Castro demostró el 8 de enero de 1959, le
permitió analizar dialécticamente cómo los problemas enormes en el horizonte
pueden camuflarse con la inmensa alegría posterior al triunfo de la Revolución.
A pesar de brindar la advertencia que las condiciones de los dos periodos son
completamente disímiles, la pregunta que me hice fue si pude expresar mi
mensaje claramente al citar sus declaraciones de 1959 como guía para la
situación actual. Aun cuando seguía todavía convencido de lo correcto de la
afirmación, tenía muchas dudas. Esta incertidumbre comenzó a disiparse cuando
leí, con mi interés acostumbrado, lo que escribían los académicos, los
investigadores y los periodistas cubanos. Algunos, no muchos, básicamente
escribieron comentarios similares a los míos. Por ejemplo, Elier Ramírez
Cañedo, el joven investigador y coautor junto con Esteban Morales de un libro
que marcó un hito, acerca de las relaciones entre Cuba y EE.UU. publicado en
2015, escribió un artículo de dos partes en su área de especialización. La
segunda parte, a la que me refiero a continuación, fue publicada en su blog del
28 de enero de 2015, y ese mismo día fue reproducida en el blog La pupila
insomne de Iroel Sánchez, seguida de una reproducción el 7 de febrero de
2015 en Cubadebate y en el periódico Juventud Rebelde de la
Unión de Jóvenes Comunistas. Elier Ramírez Cañedo escribió acerca de lo que
Fidel Castro declaró el 8 de enero de 1959: «que quizás en lo adelante todo
sería más difícil. Creo que, incluso ahora, quizá en lo adelante todo sea más
difícil en algunos terrenos, especialmente en el campo del enfrentamiento ideológico y cultural
al imperialismo».
La periodista de renombre Rosa Miriam Elizalde escribió un artículo el
21 de julio de 2015 en Cubadebate con el título revelador «Cuba-EE.UU: Lo difícil viene
ahora». Lo interesante es el comentario en línea que hizo un lector
del artículo sobre el significado de la declaración de Fidel Castro el día 8 de
enero, que dice: «El día 8 de enero de 1959, en la Habana, Fidel Castro dijo:
“Que nadie piense que de aquí en lo adelante todo será más fácil, quizás de
aquí en lo adelante todo sea más difícil”». En octubre de 2015, el periodista
Rafael Cruz Ramos expresó en su blog, y reproducido en CubaSí, su
preocupación, entre otras cosas, sobre la situación actual. Él escribe: «Razón
tenía Fidel cuando aseguró que las actuales batallas son más complejas que las de la Sierra Maestra».
Otros periodistas han escrito artículos similares.
En retrospectiva, pareciera que mi afirmación inicial acerca del
Pensamiento de Fidel Castro sobre este tema de los pasos en la Revolución no
estaban fuera de lugar, teniendo en cuenta las afinidades de algunas personas
en la prensa cubana, como mencioné anteriormente, y tomados en el contexto de
los acontecimientos ocurridos desde ese entonces (del 17D al otoño de 2015),
que he seguido muy de cerca. Por el contrario, pienso que fue muy apropiado.
Esta conclusión resultó tener ventajas e inconvenientes, dado que no es
consolador reconocer que la Revolución en marcha desde 1959 puede todavía
enfrentar una situación que «puede ser más difícil» ahora que en el periodo que
la vio nacer. Se puede también cuestionar mi posición indicando que no existen
muchos periodistas o figuras públicas que comparten esta opinión. Esto es
verdad. Sin embargo, esta aparente falta de atención generalizada es una razón
más para ratificar la opinión sobre el Pensamiento de Fidel Castro. La manifiesta
carencia actual de cautela de algunas personas, puede, de hecho, reflejar una
cierta dosis de «inmensa alegría» relegando a segundo plano la dura realidad de
las intenciones del imperialismo de los Estados Unidos.
Elier Ramírez Cañedo hace una cualificación extremadamente importante
cuando afirma que el momento más difícil ahora se encuentra « especialmente en
el campo del enfrentamiento ideológico y cultural al imperialismo ». Aun cuando
sea un tema muy amplio, se destaca el siguiente ejemplo. Cuando estuve en La
Habana, no mucho después del 17D, pude observar que la bandera estadounidense
se veía en la vestimenta de la gente en las calles, prácticamente en todas
partes del cuerpo, en taxímetros y vehículos particulares y en los comercios.
Como soy canadienses, esto me resultó una advertencia no muy sutil. Canadá es
el aliado más cercano de los Estados Unidos en el occidente y los canadienses
visitan frecuentemente a su vecino sureño. Sin embargo, no se hace una
exhibición casi carnavalesca de la bandera de Estados Unidos en Canadá. De
hecho muchos canadienses detestan tal fanfarria dado que el sentimiento
nacionalista en Canadá contra el imperialismo de Estados Unidos, aunque no de
los más altos en el mundo, es suficiente para marcar límites. Este sentimiento
negativo acerca de la proliferación de la bandera de Estados Unidos en las
calles de La Habana, fue confirmada e incluso destacada por la serie del
periodista Luis Toledo Sande, sobre el tema de la bandera, en tres artículos
con fotos publicado en Cubadebate y en blogs. En mi opinión, esas
tendencias y muchas otras corroboran la inquietud de Elier Ramírez Cañedo
«especialmente en el campo del enfrentamiento ideológico y cultural al
imperialismo » como secuela del 17D.
El bloqueo de EE.UU. contra Cuba es ahora más que nunca objeto de debate
en Cuba y en otras partes, especialmente en los EE.UU. El 27 de octubre de
2015, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, los EU.UU. fue
rotundamente derrotado en una votación record de 191 votos a favor de la
resolución de Cuba de levantar el bloqueo y solo dos votos– Estados Unidos y su
aliado político y militar más cercano, Israel, apoyaron el mantenimiento del
bloqueo, y con 0 abstención. Se ha escrito mucho en Cuba y en EE.UU. sobre el
bloqueo, tanto por ambos gobiernos y por expertos de ambos lados. Estos debates
se enfocan principalmente en las medidas que han sido, y pueden ser todavía,
implementadas por el presidente Obama mientras siga aplicándose el bloqueo con
toda su fuerza por el poder ejecutivo y la legislatura, el Congreso, del
gobierno de los Estados Unidos. Las condiciones principales del bloqueo son
prerrogativas del Congreso. Algunos comentaristas señalan que existen
contradicciones e incompatibilidades en la política de la administración de
Obama en lo relacionado al bloqueo. La narrativa es que el presidente de los
EE.UU. no está haciendo lo que se espera de él basado en su aparente oposición
al bloqueo y el uso de sus opciones ejecutivas para restringir al máximo los
efectos del bloqueo. Puede que me equivoque, pero es posible, de hecho, que no
haya contradicciones e incompatibilidades.
Sin embargo, si se examinan cuidadosamente los documentos oficiales, la
Casa Blanca y el Departamento de Estado de los EE.UU. parecen protegerse a sí
mismos dejando la puerta abierta para continuar el bloqueo y restringir al
mínimo la acción de Washington Las declaraciones de los EE.UU. hablan por
si mismas. Tanto sea o no que la administración del presidente Obama sea
realmente equilibrada en sus palabras a favor del levantamiento del bloqueo, no
es del todo claro, como podemos ver ahora. Es preferible estar en el lado
seguro y no albergar ilusiones, y seguir presionando al gobierno de los Estados
Unidos. En la declaración del presidente Obama del 17 de diciembre de 2014, él
mencionó una serie de puntos que desea abordar en relación a Cuba, como
democracia y derechos humanos, viajes tipo «pueblo a pueblo» (people-to-people) y
envío de remesas de estadunidenses al «sector privado emergente en Cuba»,
representado por 500.000 trabajadores cuentapropistas. Presidente Obama
concluyó diciendo que «a medida que estos cambios se desarrollan, espero poder
involucrar al Congreso en una discusión seria y honesta sobre la eliminación del
embargo» En otras palabras, pareciera que la condición para
confrontar la mayoría de los republicanos en el Congreso es la evolución del
cambio en Cuba según los estándares de los EE.UU.. Su posición no parece ser
una exigencia incondicional de principio de que el Congreso derogue el bloqueo.
John Kerry, el Secretario de Estado, se refirió a este enfoque diciendo:
«Fíjate, no puedo decirte cuándo se levantará el embargo, porque
este depende realmente, en gran medida, de las decisiones que tomen los
cubanos. Tienen que hacer lo posible para que se levante el embargo. Hay
como ha de entenderse fuerte preocupación en el Congreso de los Estados Unidos
por los derechos humanos, la democracia, la capacidad de la gente para expresar
lo que piensa, la posibilidad de congregarse y de hacer cosas. Y quisiéramos
ver – no pedimos que haya un cambio de la noche de la mañana, pero queremos ver
un cambio de dirección en Cuba, y tenemos la esperanza de que
así será». (El énfasis es el mío)
La impresión difundida en algunos medios de prensa en el mundo es que el
presidente Obama hizo un llamado el 28 de septiembre de 2015 para el
levantamiento del bloqueo en su alocución en la Asamblea General de las
Naciones Unidas. De hecho, lo que expresó, refiriéndose a los derechos humanos
en Cuba y los viajes tipo «pueblo a pueblo» (people-to-people) entre
Cuba y EE.UU., fue: «a medida que esos contactos rindan frutos, tengo la
confianza que nuestro Congreso levantará inevitablemente el embargo, que no tendría que
estar en vigor». (El énfasis es el mío)
El imperialismo de EE.UU. hace uso de palabras y de la semántica en
formas muy engañosas. Utiliza palabras que parecieran tomar una posición justa,
pero de hecho, camuflan el verdadero carácter de sus tácticas y estrategia.
Tomemos como ejemplo el golpe de estado militar en 2009 en Honduras orquestado
por EE.UU. y la expulsión del presidente Mel Zelaya que fue elegido
constitucionalmente. Al principio, tanto el presidente Obama como Hillary
Clinton, la Secretaria de Estado no usaron la palabra golpe.Enfrentando la
indignación de toda América Latina, finalmente, usaron la palabra golpe,pero
no golpe de estado militar. El uso de esta expresión ofrecería una
base legal para restringir la ayuda militar a los golpistas, que el gobierno en
Washington no tiene intención de hacer. Similarmente, enfrentando la presión
internacional, Obama y Clinton dijeron que estaban de acuerdo con el retorno de
Zelaya a Honduras. Sin embargo, en las dos ocasiones que Zelaya intentó
ingresar a Honduras, EE.UU. se opuso, argumentando que su retorno tendría que
efectuarse con la plena participación de EE.UU. y sus aliados. Por lo tanto,
las palabras de que estaban de acuerdo con el «retorno de Zelaya», de hecho, no
tenían ningún valor, tal como lo fueron a su supuesta oposición al golpe de
estado.
Similarmente, la semántica de apoyar el levantamiento del bloqueo tiene
poco valor, teniendo en cuenta que parece estar condicionada a que Cuba «haga
más», «se abra» y cosas por el estilo. La diplomacia burda anterior ha cambiado
después del 17D a intentos de usar el «poder blando» para influenciar desde adentro.
Esto se lleva a cabo hasta cierto punto como programas de «promoción de la
democracia» por los EE.UU. Presidente Obama dijo refiriéndose a Cuba que los
EE.UU. ya no se ocupa de hacer cambios de régimen, aun cuando los programas de
cambio de régimen continúan. Por lo tanto, no se pueden tomar en serio las
palabras saliendo de la boca del poder imperial y merecen ser escudriñadas.
Es bien conocido, y la administración de Obama lo ha dejado bien
explícito, que la posición de los EE.UU. hacia Cuba el 17D es meramente un
cambio de tácticas, como por ejemplo, el restablecimiento de relaciones
diplomáticas y la reapertura de las embajadas en ambos países. Sin embargo, la
estrategia principal de los EE.UU. sigue siendo el derrocamiento de la
Revolución Cubana o cambiarla desde su interior para que no haya similitudes a
los años previos al 17D. Es necesario explicar en más detalle el concepto de la
estrategia.
Se debe recordar que el presidente Obama llegó a su nueva posición sobre
Cuba debido a que, entre otros puntos, cómo él y otros han admitido en varias
ocasiones, que la política estadunidense hacia Cuba estaba aislando a los
EE.UU. de América Latina y el Caribe. Las reuniones Cumbre de las América,
lideradas por EE.UU. y que se realiza cada pocos años, incluye, en principio, a
todos los países de la América del Sur, Centro, del Caribe y de América del
Norte. Sin embargo, Cuba había sido excluida sistemáticamente a dichas
reuniones. En la VI Cumbre de las Américas en Cartagena, Colombia, en
abril de 2012, cuando Cuba todavía no había sido incluida, el conflicto entre
el sur y el norte de las Américas había llegado a un punto crítico. Toda la
América del Sur exigía la inclusión de Cuba, amenazando con el colapso de la
próxima reunión si no se incluía a la isla. La VII Cumbre de las Américas en
Panamá se llevó a cabo en abril de 2015. Si Obama no hubiera cambiado
inmediatamente sus tácticas, los Estados Unidos, no Cuba, hubieran sido
culpados de la ruptura de la reunión Cumbre en Panamá.
Un corolario a la estrategia de Obama para Cuba es la estrategia de los
EE.UU. para América Latina de derrotar los movimientos y gobiernos progresivos
y de izquierda como Venezuela, Bolivia, Ecuador e incluso de países moderados
como Argentina y Brasil. De hecho, la estrategia de EE.UU. para Cuba es
parte intrínseca de la estrategia para América Latina. No es casualidad,
entonces, que mientras se proyecta una imagen de que EE.UU. ha moderado
su actitud hacia Cuba, y finalmente recobrado su sentido común, han existido esfuerzos
desestabilizadores, asistidos y apoyados por los EE.UU, en todos los países
mencionados anteriormente. Si estos esfuerzos lograran éxito, tanto sea parcial
o totalmente, sería un serio revés para toda la región, incluyendo Cuba.
También sería una derrota para el mundo, dado que América Latina y el Caribe es
la región más prometedora para el progreso socioeconómico y político. La región
cuenta ahora con una base firme para crear un mundo multipolar que dejaría
atrás el mundo unipolar basado en la hegemonía de EE.UU.
Por lo tanto, lo sagaz de la afirmación de Fidel Castro del 8 de enero
de 1959, tiene relevancia hoy en día, dado que, la situación puede ser más
difícil en el futuro. Este punto puede ser cuestionado por algunas personas, y
se comprende que así sea, explicando que en 1959 Cuba estaba sola, mientras que
ahora Cuba es parte de este nuevo bloque regional, cuyos miembros,
generalmente, se apoyan mutuamente. Sin embargo esta nueva América Latina
ha sido forjada con muchos sacrificios y luchas, como es el caso de Venezuela
desde la elección de Hugo Chávez en 1998 como presidente. Toda derrota
importante en América Latina puede causar, como lo desea EE.UU., un efecto
dominó en la región. La situación hoy en día es más difícil que en 1959 dado que
los pueblos tienen mucho más que perder. Yo creo, sin embargo, es EE.UU. que
perderá nuevamente. Por ejemplo, aun cuando ocurriera en Venezuela una derrota
temporaria o un estancamiento en las próximas elecciones, la Revolución
Bolivariana se ha convertido, y sigue creciendo, una fuerza material en la
sociedad venezolana. Una vez que el pueblo tenga conciencia, esta fuerza
material puede derrotar a largo plazo al enemigo más acérrimo.
Desde EE.UU., y sus blogueros norteamericanos asesorando a algunos
blogueros cubanos, la imagen de los disidentes está pasando de ser
desacreditados como mercenarios de los Estados Unidos a otra imagen de estar
compuesta de jóvenes. La nueva cosecha de disidentes da la impresión que no
están interesados en los fondos para el cambio de régimen. No son fáciles de
detectar. La disidencia se está renovando en el contexto del 17D, y es, en mi
opinión, un cáncer que trata de carcomer la sociedad cubana en su interior,
apuntando especialmente a los jóvenes, los artistas, los intelectuales y los
periodistas.
La sagacidad del pensamiento de Fidel Castro, como se aplica al 17D es
que «quizás en lo adelante todo sea más difícil», en mi opinión, es ratificada
teniendo en cuenta la discusión precedente y el hecho que la sociedad cubana ha
acumulado problemas en las décadas pasadas.
Sin embargo, como en el caso de Venezuela y del resto de América Latina,
no tengo dudas que Cuba superará esta situación tan difícil y complicada. En
julio de 2015 se realizó el Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas. A
diferencia de la desinformación diseminada por los medios de prensa más
influyentes de los EE.UU. sobre la censura y la prensa en Cuba, era posible ver
en la televisión cubana todos los debates y deliberaciones de dicho Congreso
consistente de 600 delegados. Quedé muy impresionado con las numerosas
intervenciones espontáneas y no escritas de antemano, de contenido muy
profundo, de los cubanos en este tipo de actividades. Tengo la certeza que
muchos de ellos podrán ser futuros líderes en Cuba. Aun cuando las condiciones
presentes son muy diferentes y puedan ser más difíciles y especialmente
complicadas que las del periodo previo a la Revolución, las nuevas generaciones
se preparan para continuar el legado de la Revolución, en el contexto de
desafiar la situación actual. La nueva generación de disidentes, cuya
disidencia está siendo reciclada para adaptarse a las condiciones del 17D, no
es un rival para los jóvenes revolucionarios cubanos.
Además, aquellos en los EE.UU. que apuestan a que los cuentapropistas
drenen completamente a Cuba desde su interior subestiman la conciencia
política/ideológica y el patriotismo de la vasta mayoría de los cubanos. El
pueblo cubano está inmerso en esta tradición. El presidente Raúl Castro lo dejó
bien claro en sus declaraciones del 17 de diciembre de 2014. Él comenzó su
alocución manifestando lo siguiente:
«Desde mi elección como Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros, he reiterado en múltiples ocasiones, nuestra disposición a sostener
con el gobierno de los Estados Unidos un diálogo respetuoso, basado en la
igualdad soberana, para tratar los más diversos temas de forma recíproca, sin
menoscabo a la independencia nacional y la autodeterminación de nuestro pueblo.
Esta es una posición que fue expresada al Gobierno de Estados Unidos, de
forma pública y privada, por el compañero Fidel en diferentes momentos de
nuestra larga lucha, con el planteamiento de discutir y resolver las
diferencias mediante negociaciones, sin renunciar a uno solo de nuestros
principios».
Cuba ha atravesado largos años de luchas revolucionarias y patrióticas.
En mi opinión, el primer periodo es desde 1868 a 1898, durante las guerras
patrióticas contra el colonialismo español y a favor de la independencia y de
una sociedad más justa. El segundo periodo histórico fue negativo debido a la
dominación de los Estados Unidos desde 1898 a 1959. El tercer periodo se inició
el 1 de enero de 1959, forjado en la acción del Cuartel Moncada en 1953 y del
programa subsiguiente como base de la Revolución. Cuba ha estado atravesando
esta era desde 1959 hasta el presente. La fecha 17D no es histórica en ese
sentido, pero es otro capítulo en el periodo actual con sus promesas así como,
quizá, con más dificultades y retos, en circunstancias completamente diferentes
que en el periodo previo a la victoria de la Revolución Cubana el 1 de enero de
1959.
(Tomado
de Global Research)