Por Fabrizio Casari
Editado por Pedro Otero RHC
La Habana, 14 oct. - La política de EE.UU. hacia Cuba ha alcanzado un nuevo récord en la piratería internacional. En violación de todas las convenciones internacionales vigentes para las comunicaciones, la administración Obama ha decidido abrir un nuevo párrafo tecnológico en su guerra contra la isla.

La Junta de Gobernadores de Radiodifusión (BBG por sus siglas en inglés) ha asignado a una empresa en Maryland, la Washington Software Inc, un contrato que, por sí mismo, contiene varios delitos: la tarea es, de hecho, la penetración en la red telefónica para invadir Cuba con cientos de miles de SMS. ¿Remuneración prevista? Cuatrocientos sesenta y cuatro mil dólares.
La Washington Software Inc ya cuenta entre sus clientes con varios departamentos del gobierno de los EE.UU., agencias gubernamentales y empresas multinacionales, como IBM y Lockheed Martin. El contrato --válido por dos años-- comenzó el 15 de septiembre del año pasado. Más precisamente, la compañía distribuirá 24.000 mensajes de TLC por semana (pero nunca menos de 1.800), pero esta cantidad puede aumentar de ampliarse la numerosidad de los teléfonos móviles en la isla.
¿Qué son los mensajes de TLC? Pues mensajes de texto no solicitados para inundar a la red móvil de los cubanos. Los mensajes de spam tienen un doble objetivo: primero, difundir la propaganda política desde los EE.UU. y en segundo lugar crear dificultades tecnológicas a la compañía telefónica cubana, obligarla a hacer inversiones en el área para defenderse y evitar que los folletos de la CIA se conviertan en spam diario en los móviles de los cubanos.
Para llevar adelante su plan agresivo, de acuerdo con la letra del contrato, la Washington Software Inc. diseña y opera un software para el envío de mensajes desde los EE.UU. hacia Cuba, con la posibilidad de manipulación y sustitución de "palabras claves" a fin eludir la censura. Los mensajes deben ser enviados en español y en inglés a través de la interfaz web y la red telefónica, de forma que no puedan causar daños durante el alumbramiento. Finalmente, puesto que los negocios negocios son, la Washington Software Inc "no podrá ejercer, ni distribuir, ni usar o vender los números a terceros, pues serán propiedad exclusiva de la BBG."
Que la agencia de EE.UU. sea dueña de los números de teléfonos, está entre los cientos de la tesis extravagantes según las cuales Cuba expropió ilegalmente tierras a los Estados Unidos, como se indica en la Ley Helms-Burton. Como podemos ver esta
Iniciativa ilegal está sustentada en el odio visceral de Washington a La Habana.
¿Cómo quedan entonces en este caso, los defensores de la privacidad frente a esta aspiración ilegal - fuera de toda duda - de la Washington Software Inc? El periodista norteamericano Tracey Eaton, a travez del sitio Cubamoneyproject, ha publicado lo transcurrido entre el cliente y la agencia responsable de la empresa.
A las preguntas de la compañía TLC, de que si el gobierno de EE.UU. asumirá la responsabilidad legal por la entrega ilícita de estos mensajes; y, de si son razonables las consideraciones vigentes de que un proveedor debe ser plenamente consciente de sus actos", el BBG respondió que "la agencia asume la responsabilidad legal por el contenido de los mensajes."
En resumen, el BBG violan flagrantemente las leyes que regulan el desempeño de sus actividades y, consciente de ello, pide a la Administración asumir el litigio inevitable en el plano internacional. No está claro, por lo tanto, cuál de las dos entidades de EE.UU. - BBG Software Inc. y Washington - sea mas culpable, pero al menos está claro quién paga y quién, en el caso, tendrá que pagar.
La BBG, por su parte, no es nueva en este tipo de agresiones contra Cuba, porque participa en las transmisiones desde Miami de la ilegal Radio Martí (auspiciada por Regan), una emisora de los terroristas cubano-estadounidense (al igual que la Fundación Nacional Cubano Americana). Radio Martí, como Tele Martí, no cuentan con una audiencia emocionante, sin embargo es innegable su gran costo para los contribuyentes estadounidenses, aproximadamente $ 600 millones. Con el arribo de Obama a la Casa Blanca, las transmisiones se han incrementado - sin que casi en Cuba se hayan dado cuenta de ello - hasta llegar a 2.243 horas por semana. La situación es la siguiente: los cubanos no la escuchan, pero los estadounidenses la pagan cara.
Hay que anadir que los cientos de millones de dólares arrebatados a la moribunda economía de los EE.UU. para sufragar las señales de radio y televisión Martí, son sólo una fracción de lo que el gobierno de EE.UU. gasta anualmente para costear las actividades de las pandillas de cubanos-americanos de La Florida. Tanto Reagan como Obama han bailado al son de la música de los reaccionarios cubano-americanos de Miami. Lo justifica el hecho de que el Estado de Florida es uno de los determinantes para el resultado de la batalla electoral por la Casa Blanca, y los gusanos se identifican tanto con los republicanos que con los demócratas, en la medida que ambos partidos se identifiquen con la gusaneria misma.
Este caso de piratería internacional está probablemente inscrito en el nuevo glosario del presidente Obama, quien hace apenas unos días declaró que "es hora de que algo cambie en Cuba. Es impensable que con un flujo masivo de mensajes de texto a través de los móviles se forme en Cuba un liderazgo hostil al gobierno revolucionario. Los disidentes, alentados, vestidos y calzados por EE.UU. no motivan ninguna simpatía en la Isla; de hecho, los spam en los móviles no serán objeto de atención de los cubanos.
Y esto lo saben muy bien los diplomáticos de EE.UU., que han advertido en repetidas ocasiones sobre el desprecio general que gira en torno a sus mercenarios en la isla.
Estamos frente a un intento desesperado de Washington de sobrepasar de una vez, mediante una iniciativa directa, la inoperancia de su nómina de disidentes en Cuba. "Creemos que el cambio de régimen más legítimo y eficaz es el perseguido por un movimiento interno llevado de manos de los Estados Unidos u otras potencias extranjeras", dijo Ben Rhodes, asesor de Barak Obama, en respuesta a quienes preguntaron cuál era la contribución decisiva de los misiles de la OTAN en la victoria de la CNT de Libia.
Es aquí donde surge una pregunta: ¿Podría repetirse en Cuba la vieja “hazaña” de Washington y la OTAN en algunos países de Europa oriental y, esta última aventura -más violenta aún - de Libia?
La realidad de Cuba es bien diferente, sin un solo elemento común al de esas regiones. Pero si se sostiene una política regional atendiendo a los antojos y las aspiraciones de la gusanería de Miami, la Casa Blanca continuará dando cabezazos contra la pared, como lo ha estado haciendo desde 1959 hasta hoy.
No está claro si son tontos o solo quieren parecerlo, pero está claro que confunden a Cuba con Libia. Indudablemente el final de esta película armonizará con los ya vistos en los últimos 50 años: otro presidente que ocupa la Casa Blanca que se irá sin cumplir con la promesa de recuperar el control de Cuba.